Por: Cosme Perez
NOSOTROS SOMOS HAITIANOS
Según nuestra Carta Magna, los haitianos son regionalmente
dominicanos; mientras que la constitución de Haití dice que nosotros somos
regionalmente haitianos.
Sin aclarar esta verdad, no podremos entender el principio
Duartiano sobre nuestra “dominicanidad” y comprenderemos el por qué nuestra
independencia está incompleta.
Las identidades regionales están basadas en un común
denominador que proviene del nombre que se le da o asigna a una determinada
región o territorio.
En el continente de América, todas las naciones que se
encuentren en ese territorio son naciones americanas y regionalmente sus
habitantes son americanos; lo mismo para el continente de Europa. Pero hay
regiones dentro de esos continentes que pueden ser penínsulas, archipiélagos,
islas, etc.
Cuando en una de esas pequeñas regiones existe más de un
país, la identidad de cada una de esas naciones adquiere una identidad propia,
pero naturalmente, la identidad regional de todos ellos se deriva del nombre
que se le pone a la región. Un buen ejemplo es la Península de Iberia. Dos
naciones ibéricas la ocupan: España y Portugal. Todos son ibéricos, pero
nacionalmente cada nación y cada pueblo tienen sus propias identidades:
española y portuguesa.
El mejor ejemplo es el de nuestra isla, que Juan Pablo
Duarte quiso indicarnos en el “Juramento Trinitario”, pero que ni nosotros, ni
los haitianos, hemos podido descifrar o comprender.
Del nombre de la isla que ocupamos depende nuestra identidad
regional, o sea, de donde sale la DENOMINACIÓN de nuestra república y de la de
Haití; como también la identidad “regional” de ambos pueblos.
Si el nombre es “Isla de Haití”, entonces todos somos
regionalmente haitianos.
Si el nombre es “Isla de Santo Domingo”, somos todos
regionalmente dominicanos.
Si el nombre es “La Española” o “Hispaniola”, somos todos
regionalmente hispanos
Pero es importante conocer una premisa antes de continuar:
el único nombre legal que ha tenido la isla es el de “Isla de Santo Domingo”,
desde 1506. En los tratados internacionales ese ha sido el nombre utilizado.
“La Española” fue solo un bautizo por Colón, como también lo fue la “Isla de
Juana”, que España no aceptó en aquella época, ni acepta ahora. Lo de la
“hispaniola” es un invento de los Estados Unidos de América (en 1936), debido
al desacuerdo sobre un solo nombre en las constituciones de Haití y nuestra.
La Constitución nuestra, desde 1844, indica que el nombre de
la isla es “Santo Domingo”, mientras que la de Haití sigue con la obstinación
de llamarla “Isla de Haití” en la suya.
Por otro lado, nosotros somos los primeros ciegos y sordos a
los llamados del Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte, quien en sus dos más
importantes documentos sobre nuestras identidades, tanto regional como
nacional, aclara de una vez por todas lo que somos y lo que debe ser.
Esos dos documentos son: “El Juramento Trinitario” (1838) y
“El Mensaje Quisqueyano” (1861)
En el primero, Duarte anuncia al mundo que el nombre de la
isla no es “Haití”, sino “Santo Domingo”, al expresar categóricamente que la
república independiente por la que luchaban los trinitarios “…se denominará
república dominicana” (no, que se llamará).
En el segundo documento, escrito a raíz de la anexión de la
república en 1861, Duarte da tácitamente el nombre de la nación de la patria,
al darle el correspondiente gentilicio a su pueblo: “Quisqueyanos sonó ya la
hora, de vengar tantos siglos de ultraje; el que a Dios y a su patria desdora,
que de oprobio y baldón se amortaje. No más cruz que la cruz quisqueyana, que
da honor y placer el llevarla; pero el vil que prefiera la hispana, que se vaya
al sepulcro a ostentarla”. Nuestro Himno Nacional está inspirado en ese
mensaje.
Es un asunto constitucional que ya es tiempo que aclaremos,
para que se haga lo que en más de ciento cincuenta año de vida independiente
accidentada hemos tenido como nación.
Despojarnos de complejos y mediocridades, para escuchar al
Padre de la Patria, debe ser la actitud de todo buen quisqueyano o quisqueyana.
Quisqueyanos valientes, reclamen su verdadera identidad nacional y defiendan
ante el mundo su identidad regional dominicana, haciendo que nuestro presidente
defienda lo que reza nuestra constitución sobre el nombre de la isla, ante
Haití y ante los Estados Unidos de América.
¡Loor al Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte!
¡Honremos nuestro Himno Nacional!
¡Que viva la República Dominicana de Quisqueya!
¡Que viva Quisqueya!
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