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jueves, 5 de noviembre de 2015

Niños disciplinados, tarea fácil


Laura Victoriano

Todos, por más corto que sea nuestro tiempo en el mundo, hemos presenciado un acto público del que no podemos pasar sin mirar, en este momento llegan a mi mente 3 casos icónicos: 1) Accidente de tránsito. 2) Dos personas en una pelea 3) Niño tirado en el suelo de la tienda gritando y haciendo malcriadezas. 
El común denominador en estos tres eventos es que: a) No dejamos de mirar. B) Oramos para que no nos pase a nosotros.
Si alguna vez tu pequeño angelito te ha hecho pasar por la #3, inmortalizas el evento como algo desagradable y que no quieres volver a repetir. Recuerdo hace un tiempo presencie el acto de un niño con su madre, porque quería una pelota, se tiro al suelo, lloro, y dio vueltas, al final la madre termino comprando la pelota “Para que el niño la dejara en paz”. Mi primera reacción fue: “Si fuera hijo mío…”, pero luego pensé “Pobre… el niño que ha llegado tan lejos por falta de autoridad de su tutor” Y “Pobre de la madre que quizá no tiene la debida orientación sobre el mensaje tan poderoso que acabo de enviar”.
La disciplina en los niños puede ser compleja o simple, esto dependerá la metodología que quieras emplear. Ciertamente cada familia posee un modelo de crianza que trasciende las generaciones. Pero, ¿cómo identificar que esta bien o que esta mal? ¿Cómo me doy cuenta que lo que hago promueve los berrinches? ¿Es mi culpa como padre?
No quería emitir un juicio personal sobre este tema, por lo que me motive a hacer una encuesta entre todas mis amigas con uno o mas hijos, la cual resumo a continuación en 5 consejitos que te pueden ayudar a mejorar sin agresión el comportamiento de tu hijo/a:
1.      Cumple tus promesas. Si dijiste Si, es Si, y debes cumplir. Si dijiste No, no te contradigas. Si sufres de mala memoria, anótalo en una libreta de memorias de papá. Los niños son lo suficientemente inteligentes como para recordar palabra tras palabra cada cosa que les dices. Una persona de palabra, es digna de respeto.
2.      Dedica tiempo para enseñarle las reglas. Tu hijo lleva menos tiempo que tú en este mundo, por lo que hay información que el desconoce y espera que seas tu que se la muestres, ej.: ¿Cómo comportarse en el supermercado? No asumas que el/ella sabe cómo, enséñale. La casa es la escuela, y el supermercado es el examen al maestro de cómo ha enseñado.
3.      Habla con ellos. Si tu metodología es: Corrección y luego enseñanza, vas en un tren que conduce al fracaso. Es mas útil hablarles, ensenarles como mamá o papá desearían que se comportara, y luego en caso de necesitarse emplear la corrección. Los niños son parte de la familia, deben tener conciencia de las decisiones y sus porqués. Siempre según su edad.
4.      Jerarquía. Papá y mamá, luego los niños. Esto es matemática básica, que aplica para todos en casa. 1) Papá y mamá son la autoridad, las autoridades siguen las mismas leyes, por lo que ninguno contradice al otro frente a los niños. 2)  Los niños obedecen a papá y mamá porque papá y mamá los aman y quieren lo mejor para ellos, y en efecto los niños aman a papá y mamá. Se obedece por amor, no por obligación. 3) Cuando mamá o papá toma una resolución, se explica mas no se cuestiona.
5.      Buenas formas de comunicación. La comunicación en casa es vital. Todos en un hogar, salvo a ciertas acepciones hablan el mismo idioma, así mismo todos deben desarrollar un estilo de comunicación efectiva. Si papá y mamá para lograr algo con sus chiquitines necesitan herramientas tales como: Gritar, engañar, amenazar, etc. Esto funcionará como un boomerang, los hijos aprenden a que: “Si grito/lloro me dan lo que quiero”, “Si miento es mas fácil…”, “Si digo que no hare X hasta que no me compren Y ellos accederán…” entre otros tantos mensajes que pueden llegar a enviarse. Es mejor trabajar en función de deberes, obligaciones y recompensas.

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