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miércoles, 25 de noviembre de 2015

Contratos grado a grado y la ética profesional

Contratos grado a grado y la ética profesionalEURIS MENDEZ
Estoy casi seguro de que muchos de los ingenieros contratistas han tenido experiencia de muy mal sabor en procesos de licitaciones con algunas instituciones estatales, procesos donde nos descalifican sin ninguna explicación aunque si por alguna razón, procesos donde las exigencias de documentaciones son tan extensas, burocráticas e inalcanzable para muchos de nosotros, procesos donde antes de dicha publicación misma ya poseen ganadores y otros donde antes de iniciar dichos procesos ya se están construyendo las obras.
A todo estos procesos protocolares hemos hecho en la mayoría de las ocasiones silencio; silencio por respeto a nosotros mismos como profesionales, por respeto a nuestra sociedad, al ciudadano común y corriente que no posee la mas mínima idea de lo sucedido y de lo que realmente sucede en estos procesos, y sobre todo, porque más vale hacer silencio donde nuestras voces al reclamar no logran tener respaldo alguno.
A todos estos procesos yo me he tomado la libertad de llamarlo “licitación grado a grado”, esto porque no le encuentro otra forma más idónea de llamarlo.
Las asignaciones de las obras de ingeniería por el famoso autodenominado grado a grado son tan perjudiciales no solo para las sociedades en sí misma, si no para nosotros los profesionales de la ingeniería, ya que este método es un método oportunista, anti ético, y sobre todo se presta a actos dolosos que por lo general beneficia en muchas ocasiones a quienes lo asignan y perjudican a la sociedad en sentido general.
Cuando decimos es anti ético, resaltamos que las consideraciones de éticas para el ejercicio profesional de la ingeniería debe ser impuesto en todos los ámbitos. Un profesional sin ética, que siempre se ve obligado a defender principios que dice cumplir pero que en la realidad no cumple, es una deshonra para la profesión de la ingeniería.
Nuestro gremio cuenta con un código de ética, pero dicho código solo existe de manera protocolar, pues todavía no conocemos de algún caso donde este se haya puesto en ejecución contra algún profesional que haya cometido faltas graves en su ejercicio como tal.
Es cierto que muchas veces lo aprendido de ética en nuestras universidades no garantiza una mejora sustancial en el comportamiento de un conglomerado profesional, ya que la formación misma en valores y éticas se inicia en el hogar, se afianza con las enseñanzas y ejemplos que se recibe durante los estudios primarios y secundarios, y se solidifica con cuerpos profesorales durante sus estudios universitarios que con ejemplos le enseñen al futuro ingeniero.
Es lamentable que hoy en día nuestro conglomerado profesional de la ingeniería carezca en muchos aspectos de ética, que por su formación misma y por sobrevivencia en el mercado se ha vistos obligado a rescindir de la misma.
Ahora bien, nos hacemos la siguiente pregunta, ¿es la falta de ética la responsable de este desorden que hoy vivimos y que afecta al 100% de los profesionales de la ingeniería y al 100% de la sociedad, autodenominado contratos grado a grado? Aunque en gran parte depende de esta, también debemos admitir que existen otros grandes factores como lo político y lo social, y que estos últimos, en muchos de los casos alteran de manera muy significativa dicho ejercicio.
En cuanto al factor político, la experiencia misma vivida en cada uno de nosotros nos ha demostrado que ésta ha gobernado durante mucho tiempo el campo de las asignaciones de las obras, a tal punto que no hay un solo profesional de la ingeniería que no haya pensado en recurrir a alguna entidad política, solo con la intención de poder obtener una sola oportunidad de conseguir una obra.
Ha sido en gran parte el mal ejercicio de esta actividad la responsable de la situación carente de las mayorías de los ingenieros, el cual ha llevado a dichos profesionales a casi la extinción moral y ética de dicha profesión, ha sido el mal ejercicio de la política y la falta de ética, que ha llevado al descrédito en que viven muchos profesionales de la ingeniería cuando un proyecto posee vicios desde su origen mismo.
Ha sido el mal ejercicio de las políticas públicas la responsable de que hoy en día un gran porcentaje de los profesionales de la ingeniería sean sub-utilizados en diferentes instituciones públicas y carezca de sueldos dignos, y otro gran porcentaje de nuestros profesionales sean asalariados en el sector privado, privándoles en muchos casos de ciertos beneficios y explotando su capacidad productiva sin la oportunidad de desarrollarse y crecer como profesional, laborando en muchos de los casos en condiciones deplorables.
Sin lugar a dudas el denominado contrato grado agrado aplicado por las malas prácticas políticas, no es más que un cáncer que afecta no solo doblemente a nosotros los profesionales si no también a la sociedad misma, cuando digo doblemente me refiero a que nos afecta como profesionales, pero también como ente social que somos.
Está comprobado que este sistema no aporta en lo absoluto ningún beneficio en sentido general, sin embargo impide el buen desarrollo de las sociedades y la libre competencia de los profesionales.
Los contratos grado a grado crean siempre suspicacia en cuanto a la sobre valoración de las obras, que en la mayoría de los casos resulta siempre siendo así, en otros casos resulta perjudicial para la obra misma, ya que se debe disminuir la calidad de la obra, para que dicho ingeniero constructor pueda compensar el favor, es importante resaltar que este último es tan perjudicial como el primero pero más comprometedor, debido a que de esta manera contribuye a no construir una obra sana, sino más bien una obra con vicios y riesgos que compromete la vida de los ciudadanos.
El ejercicio ético de la profesión complementa y enriquece la capacidad profesional, por lo cual la articulación en la formación profesional con la ética debe constituir una respuesta inmediata en la búsqueda del ejercicio profesional sano y responsable ante la sociedad. La ética conduce la acción que beneficia el entorno en que se desempeña nuestra profesión.
Por eso, tenemos un reto muy grande como profesionales de la ingeniería, que consiste en desestigmatizar nuestra profesión de ser partícipe activo del deterioro de la infraestructura moral y ética de nuestra sociedad y de nosotros mismos.
Este es nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro: la permanente construcción del progreso en la búsqueda de un desarrollo sustentable mucho más justo y equitativo, con las necesidades de los pueblos y de nosotros mismos, por eso es importante que hagamos un análisis ético y moral de conciencia hacia donde nos dirigimos como profesionales y como sociedad.
eurismendez@hotmail.com

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