Nada puede darse por seguro o definitivo, pues alguna razón debe haber para una cosa o para la otra. El organismo nunca da su brazo a torcer en la legalización de nuevas organizaciones.
País Posible fue más que dichoso, y mayor si se atiende al hecho de que a su alrededor se originan leyendas urbanas o se adelantan propósitos.
La riqueza electoral se amplía, aunque no se profundiza, y la verdad que las perspectivas y las posibilidades resbalan, y difícil un análisis objetivo, y nada interesado puede darse por concluyente.
Las mismas coaliciones no pueden ser ponderadas, ya que no terminan de cuajar, o no se puede apreciar el rendimiento.
El hecho de que cada candidato deba buscar sus votos y no confiarse en el arrastre, es un fenómeno a considerar, y esa independencia debe tomarse con su pizquita de sal. Las municipales serán en febrero, y podría haber rejuego, pues todavía los gobiernos locales, la competencia en el interior, no alcanzan la categoría que debieran tener.
La democracia entró a América a través de los cabildos, y esa es una situación que debiera recuperarse, y cuando sea, sin duda se cumplirá con el porciento del presupuesto que les acuerda la ley. Aunque hay un aspecto que no debe descuidarse. Aun cuando quedarán cerca unas elecciones de otras, las de febrero tendrán la utilidad de consulta de medio tiempo. Los partidos o las coaliciones podrán probar su impacto en el votante, y la circunstancia obligará a nuevas conformaciones. Entonces se sabrá si en mayo se gana en una vuelta o se necesitará de la ronda de junio. Algunos observadores dan por descontada la segunda vuelta, y esa sería una apuesta ciega. Las organizaciones son las mismas, y las alianzas también, pero no así el votante. Las primarias abiertas dijeron unas cosas y las cerradas otras, y unas y otras no se concilian. La política tiene muchas maneras de fluir.
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