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lunes, 31 de marzo de 2014

Cáscara de coco en Nagua no es basura, sino un negocio

Nagua.  Para mucha gente la cáscara de coco puede ser vista como simple basura, no así para quienes hacen de ella un importante negocio en la provincia María Trinidad Sánchez y más allá. En las distintas comunidades de Nagua, el distrito municipal Las Gordas, en Sánchez-Samaná, y en otros puntos geográficos, a la cáscara de coco le denominan cachifa o cachaza, pero sin importar que sea un nombre u otro más de cien personas la recogen, la venden y luego con esa cáscara se elabora abono orgánico, material para plataforma de cultivos en invernadero y para camas de caballos, entre otros.  

Las provincias María Trinidad Sánchez y Samaná se caracterizan por tener un importante movimiento de turistas, es decir, que el coco tiene mucha demanda, tanto para consumo de éste como tal (su agua), así como en recetas y mezclas de bebidas. Es decir, que por las referidas zonas del país se “pelan” cocos suficientes para que 120 personas que formaron el “Sindicato de Recogedores de Cachifa” tengan la manera de “buscársela” permanentemente y, de paso, contribuyen con el medio ambiente. 

El sindicato se formó para evitar problemas entre los recogedores, informó a elCaribe David Vilorio, un padre de familia de El Memiso, Nagua, envuelto hace cuatro años en la actividad. “Con ese sindicato lo que hicimos fue dividirnos áreas donde cada recogedor puede buscar cachifa. O sea, que un recogedor no puede invadir el área del otro. Aquí hay suficiente cáscara para todos”, sostiene.

¿Dónde termina la cáscara?

Los recolectores venden las cachifas a la empresa La Mundial del Coco, ubicada en el kilómetro 17, carretera Nagua-Cabrera. Se trata de una zona franca especial. El administrador del negocio, Davide Lisaro, dijo que éste funciona desde 1998, aunque para entonces no contaba con maquinarias avanzadas como las actuales. La empresa recibe de los recogedores 5,760 metros cúbicos de cáscara de coco mensualmente, equivalente a 2,119 toneladas y exporta 22 contenedores mensualmente de abono orgánico elaborado de cáscara de coco. Cada contenedor lleva dentro 26 toneladas. 

La capacidad instalada de La Mundial del Coco es suficiente para llenar 25 contenedores. Los recolectores de cachifa venden el furgón de 30 metros cúbicos a la empresa receptora en RD$3,300. Pero el precio puede variar en función del lugar donde se entrega la mercancía y si el mismo vendedor desea vaciar su mercancía al vehículo que le envía La Mundial. En el país hay tres empresas compradoras de cáscara de coco.

El abono es usado para flores y rubros del agro

La mercancía llega a la empresa, se lava porque la cercanía entre el mar y los cocoteros hace que las cáscaras contengan entre un 10 y 15 por ciento de salitre. Se almacena, si la cáscara está verde se deja secar y luego se muele. Una vez molida pasa por varias maquinarias. Al final la empresa logra varios productos, entre ellos una fibra amarga que adquiere, por ejemplo, China para diversos procesos industriales, explica Lisaro.


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