Por: Nathanael Pérez Neró
SANTO DOMINGO.- “Realmente él no me preocupa… Tiene un buen plan de juego todos los días… hace sus rutinas todos los días”. Era la enésima explicación del dirigente de los Nacionales, Dave Martínez, sobre el bate de Juan Soto y lo decía el sábado, tras el quisqueyano lograr el partido 12 de su carrera con dos jonrones.
Si bien el aumento agresivo del uso de tecnologías y la caída del cielo de un diluvio de nuevas estadísticas arrojan más luz para evaluar el desempeño real de los peloteros hay un número en la hoja de Soto que no para de preocupar al sector más conservador del béisbol: Su promedio de bateo está en solo .228.
Es lo que marca la pizarra al alcanzar el partido 56 del año (el 34% del calendario) y superar la barrera de los 200 turnos (llegó a 202 el domingo), que colocan la estadística más básica de un bateador en 12 puntos por debajo del promedio de la MLB (.240) al que comenzó la campaña señalado como el hombre más temible entre los que se paran en el home plate.
No obstante, en el lenguaje que se lee y habla en las oficinas de béisbol hoy hace rato que el promedio de bateo cuyo resultado sale de dividir los imparables entre los turnos oficiales es secundario. Prima más informaciones que arrojan matemática avanzada, mapas de calor, ecuaciones complejas, de lo que dicen las modernas cámaras, que luego es triturados por avanzados algoritmos desarrollados por científicos de las principales universidades del mundo, algunos con paso por la NASA.
Con la introducción la revolucionaria herramienta Statcast en 2015 el software también trajo la estadística Expected Batting Average (promedio de bateo esperado con siglas xBA), de interés vital entre quienes toman grandes decisiones en la industria.
A cada pelota bateada se le asigna un xBA basado en la frecuencia con la que pelotas comparables (en términos de velocidad de salida, ángulo de lanzamiento y, en ciertos tipos de pelotas bateadas, velocidad desarrollada) se han convertido en hits desde que se implementó Statcast. Desde 2019, xBA también tiene en cuenta la velocidad estacional de un bateador en bolas “superadas” o conectadas débil).
¿Cómo queda Soto?
El xBA dice que Soto en realidad debería batear a la fecha para .275, es decir, 47 puntos más de lo que dicen los números oficiales. Un número que si se le acompañara con los 12 cuadrangulares que acumula, las 21 carreras remolcadas y los 45 boletos recibidos (10 más que el más cercano en toda la MLB) no habría preocupación por el desempeño del toletero que ya rechazó una extensión de US$350 millones.
Pero así como el xBA mide el promedio de bateo esperado también el xSLG estima el porcentaje de extrabases o slugging. El de Soto llegaría a .568 en lugar del 460 que marca el tradicional y el xOBP (que mide la frecuencia con la que llega a las bases) lo deja en .410 y no en el .371 que marca la forma tradicional de medir esta estadística.
Su OPS ajustado, que mide el aporte ofensivo con relación a la liga, dice que es un 42% por encima de la media.
Es la misma explicación por la que en Tampa el desempeño de Wander Franco, si bien está en apenas su segunda campaña y tiene 21 años, no es tema de debate. El banilejo batea para .270, pero su xBA está en .306.
Otros casos
La letra x delante de las siglas tradicionales no siempre mejoran los números con relación a la forma tradicional de leer la línea ofensiva.
Rafael Devers le pega fuego a la liga rumbo a la mejor campaña de su carrera, con números de asombro. Batea para .341, su .OBP llega a .371 y su slugging a .606, con 12 vuelacercas y 31 carreras impulsadas. Sin embargo, su xBA baja a .326, su xOBP sube a .357 y su xSLG retrocede a .589.
Lo que en principio se llamó en el lenguaje sabermétrico “factor suerte” las cámaras y algoritmos llegaron para crear una visión lo más cercana probable a lo que sería en el juego real.
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