En febrero de este año el Ministerio de Educación (Minerd), que en ese entonces estaba presidido por Roberto Fulcar, realizó un acto para entregar un total de 9 millones de libros de textos en formato digital y físico luego de resolver “un laberinto”.
Pero esta no ha sido la única inversión en vano en la historia de la Educación, así como también, la utilización desproporcionada de los recursos de la entidad.
Retrocediendo un poco, cuando Fulcar hizo el evento para dar a conocer que entregarían miles de libros, justificó que el sector educativo público tenía ocho años sin este derecho estudiantil y que en su gestión habían solucionado el impase.
En el 2013 la entidad educativa inició la revisión y actualización curricular que implicaba estudiar de la Ordenanza 06-2003 y la misma establecía que si cambia los libros también sufrían cambios, explica un documento del Minerd.
Dos años después, en el 2015, se aprobaron dos ordenanzas con todos los cambios que tendría el currículo estudiantil de la educación inicial y primaria. Sin embargo, en el 2017 que se actualizó y modificó dicha ordenanza resultando otra orden donde establecieron las modificaciones para la elaboración de los libros.
En 2018 se hace la primera convocatoria para la presentación de los libros de texto de parte de las empresas editoras, el Minerd licitó, llamó a una licitación pública nacional y la declaró especial para acelerar la compra de los libros.
Aún no está claro si estas licitaciones son las mismas a la que refirió Hernández. En ese mismo año se aprobaron unas maquetas y luego pidieron que sean reevaluadas y en ese entonces se hizo la transición de administración, detalla el documento publicado en el portal web de la entidad.
El 12 de agosto de ese mismo año, las 373 maquetas se recibieron para reevaluación, la cual duró hasta el 2020 y en este año se realizó un acuerdo con la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) para evaluar nuevamente los libros de texto.
Después de 35 días, se entregó un informe donde arrojaron “resultados distintos, pero no se dieron los pasos de lugar con esos informes recibidos y ahí llegó la transición de gobierno”.
Estos establecían que “las evaluaciones no se correspondían con los códigos que estaban en custodia del Minerd, lo que obligó a la actual administración a procurar con las dependencias correspondientes una salida a esa situación y provocó una convocatoria a todas las editoriales participantes para que pudieran identificar sus textos y así poder cotejar los informes de la OEI”.
Luego se “instruyó” a la Dirección de Compras y a los niveles educativos involucrados, Inicial y Primaria, para que procediera a adquirir los libros impresos y finalmente, se pudo adjudicar la cantidad de 9,167,950 textos para los niveles Inicial y Primaria, 6,732,626 de los cuales son impresos y 2,435,324 en formato digital.
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